El muelle. Los muelles son elementos mecánicos capaces de soportar la aplicación de determinadas cargas deformándose notablemente, pero recuperando su configuración inicial al cesar aquella aplicación. La característica principal de cualquier material empleado para la fabricación de muelles debe ser la de poseer un comportamiento elástico para un campo de tensiones lo más amplio posible. Los tipos más utilizados son los compuestos de acero con adiciones de silicio, que alejan considerablemente el límite de rotura. En general los muelles pueden agruparse en tres grandes clases: de flexión, de torsión y helicoidales. Los muelles de flexión están básicamente constituidos por una chapa metálica debidamente preparada y sometida por un extremo a una carga y empotrada con el otro extremo al cuerpo de la máquina o aparejo; entre los tipos más conocidos cabe señalar las ballestas. Los muelles de torsión, los más utilizados, presentan también un extremo empotrado en la máquina o utillaje donde opera, en tanto que el otro está sometido a la fuerza de torsión; los tipos más importantes son los muelles de torsión de eje rectilíneo y los muelles de torsión de hélice cilíndrica. Los muelles helicoidales, que son los más utilizados, se construyen arrollando el alambre de acero-silicio sobre un cilindro, o sobre un cono cuando se trata de proporcionarles una hélice cónica.
El resorte. El resorte está formado por láminas ensambladas ( de ballesta) o por un fleje arrollado en espiral alrededor de un eje al que se fija uno de sus extremos. Los resortes de ballesta se emplean en suspensiones de vehículos pesados. Los resortes en espiral se emplean en relojes, juguetes y temporizadores.
Operadores que transforman y trasmiten la energía mecánica